Dadme un estío más, oh poderosas, y un otoño, que avive mis canciones, y así,
¡Oh, urbes del Eufrates! ¡Oh, calles de Palmira! ¡Oh, bosques de columnas sobre el llanto
Tanto vale el hombre y tanto vale el esplendor de la vida, Los hombres a
Vagáis arriba en la luz, en blando suelo, ¡genios felices! brisas de Dios, radiantes, suaves