Canto del destino Hiperión

Vagáis arriba en la luz,

en blando suelo, ¡genios felices!

brisas de Dios, radiantes,

suaves os rozan

como los dedos de la artista

las cuerdas santas.

Sin sino, como infantes

que duermen, respiran los dioses;

resplandecen

en casto capullo guardados

sus espíritus

eternamente.

Y en sus ojos beatos

brilla tranquilo

fulgor perpetuo.

Mas no nos es dado

en sitio alguno posar.

Vacilan y caen

los hombres sufrientes,

ciegos, de una

hora en la otra,

como aguas de roca

en roca lanzados,

eternamente, hacia lo incierto.

Deja una respuesta

Tu dirección de correo electrónico no será publicada. Los campos obligatorios están marcados con *