En las fauces de Cronos el tiempo se acelera, ya han avanzado lo suficiente los desiertos en los corazones, la calma avizora la tormenta. 2020 una gran y silenciosa guerra, en su imperceptible vibrar, constante es la tensión de la cuerda.
Ya llegará el ciclón que avivará los corazones, y diremos a Heráclito, los ciclos se abren y se cierran con sangre y el fuego lo avivará aquel que digno la pira merezca.
Ensangrentada viene la vida al mundo, desgarrando la carne, abriéndose paso desde la concepción hasta la muerte, pues la vida es en paréntesis, espacio entre dos polos a través de la mandorla y ahí el niño recibido es por aquellos de blanco vestidos, son los ángeles caídos. Un golpe en la espalda espabila al recién nacido y ya cayó en la cuenta que ha nacido. Una nueva condena su deber no ha cumplido, estallando en llanto nuevamente aquí, arrepentido.
Recuerda hijo, poco tiempo antes le decía el maestro -antes de tu descenso si lo mereces y logras que no te desechen, la vida continuamente allí se perece. Y continúa diciendo -aquel que diga que viene a ser feliz es hipócrita, pues la vida se padece y la felicidad solo un medio jamás el fin, pues lo importante es el valor y no el precio. Ya se verá y la forma de pago será la voluntad y no hay posibilidad, pues el dinero dejará su circular pues ya no será efectivo.
Es el momento en que es o tú o ellos, la biopolítica disfrazada con palabras edulcoradas y así como medios, banca, farmacéuticas, entretenimiento, un nuevo cartel la política vacía como cáncer por el organismo se propaga.
Aquello que se esconde detrás de bellos y reconocidos discurso y son las palabras de siempre ideales para oídos indulgentes. Cómplice el feligrés de la nueva iglesia atomizada y travestida recuerda que todos los caminos llegan a roma y la verdad su punta para ti asoma, justamente aquello que gritabas en contra, pues la vida un sarcasmo, una ironía.