Eterna vibración, silente y manifiesta
Entre todos los instrumentos, de aire, de cuerdas y el coro; al frente el maestro, el del silente instrumento. Él mueve los hilos y da musicalidad al ruido y así pasa a ser ritmo, marcando con su silencio la música, la melodía. Entre sus manos danzantes y la orquesta una sola vibración que en los instrumentos eternamente se manifiesta.
¿Que es la música, es su silencio o es su sonido?
Es el maestro dios por un rato, cómo el primigenio suave sonido que repentinamente y estallando… la primera nota, o quizás antes en el silencio de la espera, mientras el público impaciente los primeros acordes espera.
Es que mira, la música es eterna, no acaba con el final del concierto, continúa en la mente de los asistentes, es incluso a veces banda sonora de momentos, imprimiéndole emociones a estos, extendiéndose sempiterna cómo ondas en el vacío viajan y se apropian de alguna pierna que inquieta se mueve al ritmo de un pensamiento de alguien que espera, no es músico, no es maestro, es su recuerdo, es él la orquesta.