Lo utópico tiende a coincidir historiográficamente en el comienzo de un compromiso que a la postre no es cumplido, por lo tanto es importante atenerse a que, sin aquel propio lugar, el movimiento tampoco le pertenecerá, tampoco el tiempo; y sin movimiento, ni tiempo, como consecuencia el espacio no será el suyo, y a aquel espacio podría denominársele “yo”.
Ya lo dijo Dante Alighieri: “Ya bien sé que la mente no se sacia a no ser que la alumbre esa verdad que no deja lugar a otras verdades”.