Desde los jardines llego hasta vosotros, hijos de las montañas.
Desde los jardines, donde la Naturaleza vive paciente y hogareña
cuidando a los hombres afanosos que la cuidan.
Pero vosotros, ¡sublimes!, os erguís como un pueblo de titanes
en un mundo domesticado y sólo sois vuestros y del cielo
que os nutre y ha criado, y de la tierra que os ha parido.
Ninguno de vosotros ha pasado por la escuela de los hombres,
y os abrís paso, libres y gozosos, desde vuestras potentes raíces
hasta lo alto, unos contra otros y, como el águila a su presa,
atrapáis el espacio con brazo poderoso, y a las nubes dirigís
vuestra gran copa soleada y serena.
Un mundo sois cada uno; como estrellas en el cielo
vivís; un dios cada uno, juntos en libre alianza.
Si yo fuera capaz de soportar la esclavitud, no sentiría envidia
de este bosque y me resignaría a vivir entre la gente.
Si no me encadenara a vivir entre la gente este corazón
que no renuncia al amor, ¡con qué gozo viviría entre vosotros!
Friedrich Hölderlin