Curva lemniscata

Por lo general se asocia este simbolo a lo infinito, a todo aquello que se extiende más allá de la curvatura del horizonte. Lo infinito en este caso no se trata tan solo de una mirada acerca del tiempo, sino también de cómo un extremo interactúa con su “opuesto” hasta el punto de ambos encontrarse, amistándose finalmente y siendo uno y lo mismo, pues toda idea al ser extendida hacia el infinito, terminará por convertirse en su “contraria”, y desde este punto de vista, puede recordarse aquella conocida afirmación “nadie sabe para quien trabaja”; Es solo una cuestión de tiempo y dejarse sorprender.

Es interesante ver como a su vez este símbolo se acintura en el centro, y esto abre la posibilidad a reflexionar si quizás por más lejos que nos lancemos a la búsqueda de cuestionamientos todos estuvieron, están, y quizás siempre se han encontrado allí, en aquel ignoto lugar que es si mismo, pues por más lejos que se viaje se encuentra siempre usted en el mismo lugar, pues quizás la conciencia no se ha movido un solo ápice y solo ha  cambiado lo aparente. Desde mucho tiempo y a través de muchas miradas y tradiciones se ha considerado el tiempo de diversas maneras, y hoy es visto como un concepto relativo, por lo que puede ser comprendido más que allá de solo una línea extendida hacia el infinito y ser (el tiempo) también un retorno, un eterno retorno en el cual todo lo que fue vuelve y lo que vuelve ya fue y, (¿Por qué no?) todo será.

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